Ep.42 Seguimiento a distancia después de Covid-19 – Parte 1

En esta ocasión, Daniel Schröer, presentador de Talking Pest Management (TPM), mantiene un apasionante debate con el Dr. Bobby Corrigan, líder del sector.

Esta entrevista está dividida en dos partes: la primera aquí y la segunda la publicaremos la semana que viene. Véalo aquí.

El Dr. Robert (Bobby) Corrigan es uno de los expertos en roedores urbanos más reputados del mundo. Es presidente de RMC Pest Management Consulting, con sede en Nueva York (EE.UU.), y cuenta con más de 30 años de experiencia en el sector.

La sesión, muy tópica, comienza con un debate sobre cómo ha afectado el covid al sector en el último año y qué puede deparar el futuro. En muchos aspectos estamos algo aislados, ya que se nos considera esenciales; como industria, estaremos bien a pesar de la pérdida de ingresos de cuentas comerciales como tiendas, restaurantes y hoteles, industrias que dependen del volumen de personas.

Sin embargo, como explica Bobby, hay un lado positivo, ya que ahora todo el mundo es consciente del virus. El público es más consciente de la relación entre microorganismos y plagas. Puede que haya llevado tiempo, pero ahora se reconoce que este virus procede de animales salvajes, como ratas, ratones y otras alimañas. La gente dice cada vez más que no quiere que estas plagas entren en nuestras ciudades y traigan consigo cualquier posibilidad de que los virus se acerquen a nosotros. Bobby cita un programa en el que está trabajando con una gran universidad de las afueras de Nueva York que quiere mantener fuera de su campus a cualquier animal salvaje, ya que una vez que las plagas están en el campus es demasiado tarde, pues cualquier virus patógeno que porten estará ahora también en el campus. Aunque subraya que no hay certeza de que todo animal salvaje sea siempre portador de un microorganismo patógeno.

Daniel lo resume afirmando que el objetivo debe ser: «Aumentar la sensibilidad y disminuir la tolerancia a las plagas».

Los virus mutan más rápido al pasar por las distintas especies de plagas y llegar a los humanos, más rápido de lo que podemos formular nuevas vacunas. No todo el mundo se vacuna, y si los virus se replican tan rápidamente y tienen plagas que los transmitan, es posible que no lleguemos a la inmunidad colectiva. Bobby afirma: «La preocupación es que nosotros mismos podemos ser la mayor amenaza para nuestra propia recuperación».

Más vale prevenir que curar
Los clientes solicitan cada vez más la «gestión preventiva de plagas», es decir, la prevención antes de que se produzca un problema. Como sector, llevamos años hablando de la gestión integrada de plagas (GIP), que en realidad es lo mismo, pero expresado por el sector con las siglas GIP, con las que se pelean. IPM es prevención…. es una obviedad.

Mirando al futuro del sector, ¿cómo serán las cosas dentro de tres, cinco o diez años? Esto también es obvio. La industria se apoyará en la prevención -la prevención tiene muchas dinámicas diferentes-, el futuro no va a depender de muchos productos químicos diferentes.

Bobby menciona un artículo publicado muy recientemente que registra la aparición de residuos de rodenticidas anticoagulantes en águilas calvas y águilas reales en Estados Unidos. Aunque ya se han encontrado residuos en carnívoros, halcones y búhos en Estados Unidos y Europa, éste es uno de los primeros informes científicos oficiales sobre águilas. ¿Cómo es posible? La prevención y la autorregulación deben ser el camino a seguir. No hay nada peor que una mala legislación organizada por personas que no comprenden las diversas dinámicas asociadas a la ciencia de la gestión de plagas.

Mirando en su bola de cristal
Mirando en su bola de cristal, Bobby puede ver cómo el miedo a la transmisión de cóvidos puede plantear algunos problemas graves a los profesionales de las plagas. Tomemos como ejemplo un restaurante: el propietario puede preguntar al profesional cuántos sitios ha visitado ya y cuáles han sido sus procedimientos de covida. Hay que desarrollar protocolos que pueden hacer que el servicio sea cada vez más difícil o incómodo, con el resultado probable de un aumento de las estructuras de precios.

Clave de evolución
La industria tendrá que evolucionar. Acontecimientos como este debate de TPM en dos continentes son un ejemplo de evolución. IoT y el uso de la monitorización remota son otra evolución. ¿Los monitores a distancia van a sustituir a los técnicos? ¿Van a comprar los propietarios de viviendas monitores remotos en Amazon y luego sólo llamarán a un «servicio tipo Uber» cuando lo consideren necesario? Bobby está de acuerdo en que es una posibilidad, pero supondría un cambio total de paradigma para nuestro sector, que se basa en servicios trimestrales o mensuales. Si se colocan varios sensores, por ejemplo en una casa o un restaurante, y no alertan, ¿por qué querría un cliente que llamara un técnico?

Bobby predice que habrá que andar con pies de plomo: entre lo que no puede hacer un sensor remoto y el ser humano. Una mente humana combinada con un ordenador es formidable, así que complemente al técnico con el sensor remoto. Pero, ¿el uso de sensores supondrá una amenaza o una recompensa para las fuentes de ingresos del control de plagas?

¿La teledetección, el camino a seguir?
En cuanto al futuro, en nuestro mundo tan sensible a la covigilancia y las relaciones públicas, ¿va a adoptar el sector cada vez más la teledetección? Para su propia sorpresa, Bobby admite que la aceptación y adopción de los sensores ha sido notablemente lenta. Para ser progresistas, los sensores y los técnicos deben trabajar juntos. Cita el ejemplo práctico de un técnico que puede estar in situ sólo una hora, por lo que sólo evalúa lo que puede ver en esa hora y puede acabar con un falso negativo sobre lo que se ha detectado, o no, en esa hora. Durante el resto del tiempo que transcurre entre las visitas de mantenimiento en cualquier obra, la plaga tiene la obra para ella sola. Sin embargo, mediante el uso de sensores remotos, el profesional de plagas mantiene su cobertura y protección a su cliente 24 horas al día, 7 días a la semana, en todo el emplazamiento.

Los sensores pueden hacernos responsables. Los sensores se encargan de la vigilancia. La vigilancia es clave en la gestión integrada de plagas.

Como exclama Bobby: «Los sensores remotos proporcionan supervisión con datos, con seguridad y con vigilancia 24 horas al día, 7 días a la semana. No hay mejor forma de vigilar que con sensores remotos correctamente instalados en combinación con profesionales expertos en plagas: otra obviedad.»

Si te ha gustado la parte 1, no dudes en escuchar la parte 2.

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